4º Domingo de Pascua

 4º Domingo de Pascua CC, Juan 10,27-30

Con mucha emoción y alegría celebramos el acontecimiento de la elección del nuevo Papa, León XIV. Después de la “fumata blanca”, ayer 8 de mayo, con verdadera alegría asistí a su presentación al Pueblo de Dios congregado en la plaza de San Pedro del Vaticano, y con mucha emoción al escuchar sus palabras de agradecimiento y saludo a los fieles de la  querida diócesis de Chiclayo, diócesis vecina de Piura Tumbes, donde viví la experiencia misionera de la Región del Duero en el Valle del Chira, de 1989 al 1997. Una etapa en la que él trabajó en la diócesis de Trujillo. Como afirma mi amigo Juanito Hernández “el Mudo”, S.J. en Piura: "hemos pisado la misma tierra”. Rezaremos cada día por él para que sea un buen pastor de la iglesia universal que quiere ser: arca de salvación que navega a través de las mareas de la historia, faro que ilumina las noches del mundo”,  guía de la humanidad, constructora de puentes (pontífice), "hospital de campaña", fermento de unidad, promotora de la paz, impulsora de la esperanza que no defrauda, en los tiempos inciertos que nos toca vivir, haciéndose cargo de “la realidad  en la que vivimos, con sus límites y sus potencialidades, sus cuestionamientos y sus convicciones”. Oramos cada día para que sea un pastor cercano y “con olor a oveja” como el papa Francisco.

El domingo cuarto de Pascua se conoce como domingo del “Buen Pastor”. El evangelio de este domingo, en los tres ciclos, recuerda a Jesús como el buen pastor. Una expresiva imagen bíblica muy querida por los profetas y los salmos para referirse a Dios como guía de nuestras vidas, y para denunciar, a veces, a los malos pastores del pueblo de Israel.

Hemos proclamado un fragmento del evangelio del “buen pastor”  (cp 10 de San Juan) que recoge las enseñanzas de Jesús que se presenta como el único buen Pastor. En el texto que hemos proclamado encontramos una sucesión de verbos que indican y reflejan la relación entre Jesús y sus discípulos. Una relación basada en la cercanía, la ternura, el conocimiento recíproco, y en la promesa del don de una vida en plenitud: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante” (Juan 10,10). Una afirmación que deberíamos tener bien grabada.

Nunca se dijo tanto en una sola frase: "Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy vida eterna;”

“Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco”. Jesús quiere indicarnos que el verdadero discípulo, cristiano es aquel que está atento a la palabra de Jesús: escucha, aprende, practica, enseña… Pero no es suficiente con escuchar… escuchamos para seguir al Maestro: “ellas me siguen les doy la vida eterna”. Ser cristiano es seguir a Jesús, y seguir a Jesús significa identificarnos con las actitudes fundamentales de Jesús y su proyecto del Reino. Y ser buen pastor exige entrega, relación, cercanía, conocimiento.

“No perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano”. Palabras que nos invitan a la confianza. Nuestras vidas están en sus manos. Rezamos en el Padre nuestro cada día: “no nos dejes caer en la tentación…”. Dificultades no nos vav a faltar en el camino. Si de verdad seguimos a Jesús el Buen Pastor, estemos seguros que nada ni nadie  podrán alejarnos de Él.


OLER A OVEJA

En la homilía que pronunció durante la celebración de la “misa crismal”, (02/04/2015) el Papa Francisco pidió a los sacerdotes que no perdieran tiempo en mirarse a sí mismos.  Les repitió que es preciso acercarse a las ovejas del rebaño.

• El buen pastor tiene que “oler a oveja”. La expresión dio inmediatamente la vuelta al mundo. Es fácil predecir que se recordará durante mucho tiempo como una de las primeras advertencias del, entonces, nuevo Papa Francisco. Aunque más de algún eclesiástico se mofó de tal ocurrencia. No le caía bien el Papa Francisco.

• “Oler a oveja” no significa caer en la suciedad, ni adoptar los modos, el comportamiento y el lenguaje de un mundo demasiado aborregado. Nada de eso. El Papa no ha querido subrayar los tonos peyorativos que podría alcanzar esta expresión.

• “Oler a oveja” significa, en este contexto, vivir en cercanía con el rebaño que Dios ha confiado a sus pastores. Significa salir a la búsqueda de la oveja perdida, cargarla sobre los hombros y devolverla al redil. No se trata de un comportamiento paternalista, sino de vivir en verdad la encarnación.

Oremos este domingo especialmente por todos los “pastores de la Iglesia”, por el nuevo Papa  León XIV, por los obispos, sacerdotes, para que el Señor, único Buen Pastor,  nos ayude a permanecer fieles al Maestro, y saber guiar e iluminar, con el Evangelio en la mano, a la porción del pueblo de Dios que nos ha sido confiado. A saber indicar el camino del seguimiento de Jesús, siendo humildes, pobres, cercanos y misericordiosos.

 

Jesús Mendoza Dueñas



Comentarios

Entradas populares de este blog

La otras bienaventuranzas

"Los cementerios son para los vivos"