Dos en uno
Comentario al Evangelio del 30º Domingo TO CA Mateo 22,34-40
“Padrecito, ustedes gastan mucho tiempo, energías y papel en planificaciones y cronogramas, que llaman pastorales, a corto y largo plazo, cuando el plan está ahí ‘aladito’, purito Evangelio fresco que sabe a pancito recién horneado. No hay que ir lejos, ni exprimirse el ‘huaco’ (la cabeza)”. Así se expresaba un catequista hace años en el Perú. Y llevaba razón: poner a Jesús, el Maestro, en el centro de nuestra vida de fe es lo fundamental. La propia persona de Jesús es el núcleo de su Evangelio. Su proyecto del Reino que se resume en dos mandamientos en uno: el Amor con sus dos caras, hacia Dios y hacia el prójimo que es todo ser humano.
No era fácil para un paisano contemporáneo de Jesús aclararse sobre lo que constituía el núcleo fundamental de su religión. La gente sencilla se sentía perdida en un bosque de normas y preceptos que el sistema religioso judío había multiplicado casi al infinito. Los escribas hablaban de seiscientos trece mandamientos contenidos en la ley: 365 prohibiciones, una para cada día del año, y 248 mandatos positivos. No es raro que se preguntaran en algún momento: ¿cuál es el mandamiento principal?
Jesús no se lo pensó dos veces y respondió recordando unas palabras que
todo judío piadoso repetía en su oración diariamente al comienzo
y al final del día: «Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único
Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con
todo tu ser». Enseguida añadió algo que nadie le había preguntado: «El segundo
mandato es: amarás a tu prójimo como a ti mismo». Nada hay más importante
que estos
dos mandamientos. Para Jesús son inseparables. No se puede amar
a Dios y desentenderse del que tenemos próximo, a nuestro lado.
No quiero gastar mucha saliva o tinta en explicar esto, porque obras son amores y no buenas razones. “Ama y haz lo que quieras”, nos recuerda San Agustín.
Ahora bien, no es oro todo lo que reluce (lo suelo repetir en las bodas) no podemos llamar amor a cualquier sentimiento. Hay amor de telenovela, de telebasura, amores imposibles, enamoramientos fugaces, de película rosa y romántica, de unas vacaciones en el mar, de una noche loca en que hiciste el amor. El amor verdadero es siempre fiel, exigente y comprometido con uno mismo y con los demás. Y referente a Dios no olvidemos las palabras de San Juan: “Nosotros amamos porque El nos amó primero… quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve (1ª Juan 4,19-20) Solo el que deja entrar a Jesús en su vida aprenderá a amar de verdad y podrá amar como Jesús. Es su testamento final: “que os améis unos a otros como yo es amado”. Su amor es y debe ser la medida de nuestro amor.
“Frecuentemente constatamos cómo
el gran camino que muchas veces no nos atrevemos, no sabemos, o no queremos
recorrer, únicamente tiene cuarenta escasos centímetros, y encima cuesta abajo.
En efecto, ¡cómo en Europa, y más todavía a nosotros, los varones, nos cuesta
bajar de la cabeza al corazón!” (Clemente Serna, Abad de Silos).
En los momentos actuales y siempre necesitamos desarrollar la llamada y tan necesitada cultura del corazón, del amor que cuida, acompaña, consuela, frente a la otra cultura del descarte, de la indiferencia. La cultura del encuentro frente al virus del enfrentamiento y la discordia.
El Papa Francisco, en el reciente encuentro ecuménico de oración por la paz (20 de octubre) acaba de afirmar: “Pero Dios no viene tanto a liberarnos de los problemas, que siempre vuelven a presentarse, sino para salvarnos del verdadero problema, que es la falta de amor. Esta es la causa profunda de nuestros males personales, sociales, internacionales, ambientales. Pensar sólo en sí mismo es el padre de todos los males…. Porque sólo el amor apaga el odio, sólo el amor vence a la injusticia. Sólo el amor deja lugar al otro. Sólo el amor es el camino para la plena comunión entre nosotros.” (Roma 20 de octubre 2020).
Jesús Mendoza Dueñas.



Me parece muy bien pero como hacerlo llegar a unos oyentes que todavía viven con la idea del Dios que prohíbe y no con el Dios que es amor.
ResponderEliminarLa novedad de Jesús es no solo que hace dos en 7no como muy bien dices sino que también dice que amemos como El nos ama es decir hasta dar la vida Esto es el todavía más de los jesuitas.