Feliz año nuevo 2021, ¡cuídense mucho!
FELIZ AÑO NUEVO 2021
Comenzamos un año nuevo, tal vez, con algo
más de esperanza. La posibilidad de las vacunas contra el Covid parece que nos
anima alguito…
¿Pero es ilusionante comenzar un año nuevo? Porque lo desconocido inquieta, no sabemos lo que nos traerá. ¿Quién se imaginaba lo vivido y sufrido en el “annus horribilis” (año bisiesto año siniestro) que dejamos atrás, como una guerra, como una pesadilla? No sabemos si festejarlo…. Mi amigo Loren, que ha regresado con su familia a Covaleda, se va quedar este año sin las campanadas de mediodía que se estaban convirtiendo en Covaleda en tradición. Este año, sus amigos Juampe y Malena tenían contratada a la Cadena sexta de Pinares, y al grupo Pin, Pan, Pum.
Lo solemos festejar, si es posible, en familia, con los amigos y de manera ruidosa: cuatro tragos, cena, partida de guiñote, baile, cotillón, fuegos artificiales, programas especiales de televisión. Metidos ya en el verano del hemisferio sur, recuerdo en Perú no poder pegar ojo en esta noche. Sinfonía loca de petardos y petardos; cumbia por todas las calles, hogares y chiringuitos; quema de muñecos en cada cuatro esquinas, llamados “San Paulinos” que simbolizan lo viejo y lo negativo que nos trajo el año, un ritual ancestral para ahuyentar los malos espíritus. En Burgos este año han regulado la quema de petardos, como las reuniones, cenas, fiestas, aforos (poco queda por regular, para que luego digan que hemos vuelto a la normalidad).No será fácil olvidar el peor año de nuestra
historia reciente, para los que no vivimos la guerra y el hambre de la
postguerra. Hemos vivido más sinsabores
que alegrías. Hemos despedido a muchos seres queridos. Seguro que hemos hecho cosas buenas y hemos
cometido errores. Hemos conocido
personas nuevas; hemos amado y sufrido; algo, tal vez, hemos aprendido, hemos crecido, madurado, y algo también se ha podido apagar en mi interior.
Año nuevo es ocasión para agradecer que la
vida es un don y vivimos de milagro (se lo recuerdo a mi amigo F…., que estuvo
cien día en el hospital). A pesar de todo, ¿qué deseas agradecer del 2020? Para agradecer el tesoro de la familia. Para
agradecer el don de la fe, aunque sea minúscula, vacilante, vivida con dudas.
Ocasión para confiar en el futuro y confiar en el Dios de la Vida y del tiempo.
El Papa
Francisco en su última audiencia y catequesis de los miércoles nos exhorta: “Sobre todo, no dejemos de agradecer: si somos
portadores de gratitud, también el mundo se vuelve mejor, quizá solo un poco,
pero es lo que basta para transmitirle un poco de esperanza. El mundo necesita
esperanza y con la gratitud, con esta actitud de decir gracias, nosotros
transmitimos un poco de esperanza. Todo está unido, todo está conectado y cada
uno puede hacer su parte allá donde se encuentra. El camino de la felicidad es
el que San Pablo ha descrito al final de una de sus cartas: «Orad
constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús,
quiere de vosotros. No extingáis el Espíritu» (1Ts 5,17-19). No apagar el Espíritu, ¡buen programa de
vida! No apagar el Espíritu que tenemos dentro que nos lleva a la gratitud”.
Decimos que estrenamos año nuevo, yo creo que lo que estrenamos
(valga la redundancia) es un día más, pero que encierra la posibilidad de vivir
algo nuevo, una nueva aventura, una nueva posibilidad de crecer, de hacer algo
bueno para mí y los que me rodean: consolar, cuidar, acompañar, perdonarnos y perdonar,
transmitir esperanza, derribar muros….
Si no nacéis de nuevo dice Jesús (Juan 3,3): “En verdad, en verdad te digo que
el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios”. Jesús ha
prometido que con la fuerza de su Espíritu es posible nacer de nuevo: descubrir
y recorrer caminos no transitados, encontrar gestos nuevos, amar con nueva
ternura, acercarme a Dios con corazón renovado: “Os daré un corazón nuevo”
(Ezequiel 36,26-28).
No hace falta que lo cambie todo, no es
cuestión de hacer cosas distintas. Cada día tiene su afán, dice Jesús. Cada día
volveremos a hacer las mismas cosas, pero las podemos hacer con nuevo espíritu,
con actitudes renovadas. En realidad, lo
nuevo está ya como semilla dentro de nosotros. Lo importante es que vivamos
atentos a lo mejor que hay en nuestro interior, descubriendo y acogiendo
aquello que nos puede hacer crecer y madurar. Para ello hay que guardar
silencio interior.
Es bueno que nos deseemos mutuamente un Año
Nuevo feliz, próspero y saludable, pero sería mejor que nos preguntáramos: ¿cuáles son mis
verdaderos deseos?, ¿qué es lo que realmente necesito en estos momentos de mi vida?, ¿vivo o vegeto?, ¿qué busco en la vida?, ¿qué sería para mí algo realmente
nuevo y bueno en este año que comienza?
Comenzamos el año poniéndonos bajo la mirada
de la Virgen María, madre de Jesús y madre nuestra, amiga de Dios y amiga
nuestra. En este día
de año nuevo, celebramos la fiesta de María, la Madre del Señor. En el
transcurrir de nuestra vida, tengamos la actitud de María, que meditaba todas
estas cosas, guardándolas en su corazón. Que nos bendiga…. y acoja bajo su manto protector.
Dicen que crecemos y maduramos bajo la mirada de una mujer, de la madre. Nuestro corazón comenzó a latir siguiendo el ritmo del corazón de nuestra madre. Dicen que crecemos bajo la mirada de la madre; aprendemos a hablar, a decir mamá, escuchando de sus labios, nuestro nombre, que nos identifica como personas singulares, únicas. ¡Qué importante es escuchar nuestro nombre dicho con confianza y cariño! Aprendemos a caminar siguiendo sus pasos de creyente y de madre.
Nuestros nombres como el de María están escritos ya en el libro de la Vida. El, el Hijo, como a María, nos llama por nuestro nombre de una manera única, porque a sus ojos somos únicos. Dicen que tenemos tres nombres, el que nos pusieron nuestros padres, el apodo, añadido o apellido por el que nos conocen, y aquel por el que nos conoce Dios: “tu eres mi hijo amado”.
Comenzamos también el año bajo el signo de la paz, como resumen de todos los bienes preciados y esenciales que ansiamos. Porque sin paz no hay pan. En esta 54ª Jornada Mundial de la paz el papa Francisco se dirige a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que pueblan esta tierra para presentar y recomendar: La cultura del cuidado como camino de paz.
“El año 2020 se caracterizó por la gran crisis sanitaria de COVID-19, que se ha convertido en un fenómeno multisectorial y mundial, que agrava las crisis fuertemente interrelacionadas, como la climática, alimentaria, económica y migratoria, y causa grandes sufrimientos y penurias. Pienso en primer lugar en los que han perdido a un familiar o un ser querido, pero también en los que se han quedado sin trabajo. Recuerdo especialmente a los médicos, enfermeros, farmacéuticos, investigadores, voluntarios, capellanes y personal de los hospitales y centros de salud, que se han esforzado y siguen haciéndolo, con gran dedicación y sacrificio, hasta el punto de que algunos de ellos han fallecido procurando estar cerca de los enfermos, aliviar su sufrimiento o salvar sus vidas. Al rendir homenaje a estas personas, renuevo mi llamamiento a los responsables políticos y al sector privado para que adopten las medidas adecuadas a fin de garantizar el acceso a las vacunas contra el COVID-19 y a las tecnologías esenciales necesarias para prestar asistencia a los enfermos y a los más pobres y frágiles.
Es doloroso constatar que, lamentablemente, junto a
numerosos testimonios de caridad y solidaridad, están cobrando un nuevo impulso
diversas formas de nacionalismo, racismo, xenofobia e incluso guerras y
conflictos que siembran muerte y destrucción.
Estos y
otros eventos, que han marcado el camino de la humanidad en el último año, nos
enseñan la importancia de hacernos cargo los unos de los otros y también de la
creación, para construir una sociedad basada en relaciones de fraternidad. Por
eso he elegido como tema de este mensaje: La cultura del cuidado como camino de paz. Cultura del cuidado
para erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la
confrontación, que suele prevalecer hoy en día”. (Papa Francisco Mensaje 54 Jornada Mundial de la paz).
#YSinEmbargoAgradecidos
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Jesús Mendoza Dueñas







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