La mano tendida de Dios
5º Domingo TO, CB, Mc 1,29-39
La mano tendida de
Dios.
En el evangelio, que proclamamos este domingo 5º del tiempo ordinario, aparece Jesús culminando toda una jornada de sábado vivida en Cafarnaún, enseñando, curando enfermos, “levantando” con sus manos a la suegra de Pedro, que curada se pone inmediatamente a servirlos, y retirándose finalmente a orar en el silencio de la madrugada.
Qué importante es el lenguaje corporal gestual en la comunicación personal. Por ejemplo, hoy, en campaña electoral, los expertos en comunicación analizan hasta el último detalle los gestos corporales usados en un debate político para descifrar la personalidad de los candidatos, lo que expresan abiertamente y lo que ocultan.
Qué importante son nuestras manos, como la mejor herramienta para trabajar
y comunicarnos. Para ganarnos el pan de cada día o para crear una obra de arte.
El lenguaje bíblico, desde el comienzo, usa muchas veces la imagen
antropomorfa de las manos para dirigirse a Dios. Al Dios creador, al Dios bueno
que sostiene la vida y la defiende con su mano providente.
“La exégesis moderna ha tomado conciencia de que toda la actuación
de Jesús está sostenida por la «gestualidad». No basta, por ello, analizar sus
palabras. Es necesario estudiar además el hondo contenido de sus gestos.
Las manos son de gran importancia en el gesto humano. Pueden curar o herir, acariciar o golpear, acoger o rechazar. Las manos pueden reflejar el ser de la persona. De ahí que se estudie hoy con atención las manos de Jesús, en las que tanto insisten los evangelistas” (J.A: Pagola: Marcos, el camino abierto por Jesús).
Jesús enseña con sus manos
curando. Así lo entiende y así lo hace. Manos de artesano que tocan y curan a los
leprosos devolviéndoles la salud y la dignidad; que “levantan” (resucitan),
bendicen, sostienen, agarran, acarician a los niños, consuelan a María y a
Marta, perdonan, infunden fuerzas, manos que bendicen el pan para dar de comer
a los hambrientos, lavan los pies de los discípulos en gesto de servicio, manos
que se elevan al Padre en gesto orante en el silencio y soledad de la noche.
Después de lavar los pies de
los discípulos, Jesús, dirigiéndose a ellos y a nosotros nos dice: “Os
he dado ejemplo para que vosotros hagáis lo mismo”. Nos está pidiendo que
le prestemos nuestras manos para servir a nuestros hermanos, manos samaritanas
para levantar al caído y rescatar al descartado.
Dice un principio Zen que lo
importante es recordar las cosas importantes. El Papa Francisco nos dice que “la realidad es más importante que las ideas”;
“que los jóvenes entienden mejor el lenguaje de las manos que el de la cabeza”.
No lo olvidemos, que allí donde hay un discípulo de Jesús sirviendo con sus
manos allí está presente la Iglesia, aunque nos tengamos que manchar las manos
y los pies.
Unamos también nuestras manos, a todo hombre y mujer de buena voluntad, para denunciar la corrupción y las injusticias. Unamos nuestras manos para construir puentes y derribar muros. Unamos nuestras manos para detener la espiral de la violencia, de todo tipo de violencia.
Unamos nuestra manos para defender el planeta tierra herido.
Esta
semana, una mano o manos airadas han manchado las paredes del pueblo vecino
para amenazar e insultar a la autoridad, atacando de esa manera cobarde a todos
los vecinos. Necesitamos manos
saludables que nos vacunen contra el odio y el resentimiento que tanto daño nos
hacen. "El que odia a su hermano es un homicida" ( I Juan 3,15).
Mano tendida, mano airada,
manos abiertas, puño cerrado,
manos de artista, mano asesina,
mano que comunica, mano que
oculta,
manos que empuñan el buen cayado,
manos que empuñan puñales.
“Alfarero
del hombre,
mano
trabajadora
que
de los hondos limos iniciales
convocas
a los pájaros
a la
primera aurora” (Himno de Laudes)
“Tú
has creado mis entrañas
me
has tejido (con tus manos)
en el
seno materno. Te doy gracias” (Sal 138)
“Abres
tú la mano y sacias a todo viviente” (Sal. 144)
“Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote” (Sal. 62)
“Extiende
la mano desde arriba
defiéndeme,
líbrame de las aguas caudalosas” (Salmo 143)
Jesús Mendoza
Dueñas.




Las manos utilizadas para dar ,cuidar amar. Algo q podemos hacer sin dificultad. Y siguiendo el mensaje d Jesús con su vida y gestos.
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