¡FELIZ AÑO NUEVO!

 FELIZ AÑO NUEVO 2022

Dicen que nacemos, crecemos y maduramos bajo la mirada de una mujer, de la madre. Nuestro corazón comenzó a latir siguiendo el ritmo del corazón de nuestra madre. Dicen que crecemos bajo su mirada amorosa y amable; aprendemos a hablar, a decir mamá, escuchando de sus labios nuestro nombre, que nos identifica como personas singulares, únicas. ¡Qué importante es escuchar nuestro nombre dicho con confianza y cariño! Aprendemos a caminar siguiendo sus pasos de creyente y de madre, agarrados a su delantal.


En este día de año nuevo, celebramos la fiesta de María, la Madre del Señor. Comenzamos el año poniéndonos bajo la mirada de la Virgen María, madre de Jesús y madre nuestra, madre de la Iglesia, amiga de Dios y amiga nuestra, madre amable, madre admirable, madre del buen consejo, consuelo de los afligidos. Suplicamos con la confianza de los hijos  que nos bendiga y acoja bajo su manto o delantal protector.

Lo hacemos, tal vez, con la promesa, el propósito de mejorar nuestras vidas. Con el deseo de que nos vaya mejor, superando dificultades personales y sociales.

Lo hacemos bajo el signo de la bendición de Dios: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y conceda su paz” (Num. 6, 22-27). “Que Dios tenga piedad y nos bendiga” (Sal 66). Bendecir significa decir bien, hablar bien. Lo cual nos exige pensar bien, desear el bien, actuar bien. Yo me imagino la bendición de Dios como cuando salía, feliz,  los domingos de casa, lavado, peinado y perfumado por las manos amables de mi madre, y con el aguinaldo y una barra de guirlache en el bolsillo.

Lo hacemos bajo el signo de la paz. Bien frágil pero tan necesario para vivir como el pan que comemos. Porque sin paz no habrá pan. Según informe de Unicef, en el último año, ha aumentado la violación de los derechos humanos de los niños, sobre todo en países en conflictos bélicos, muchos silenciados. Veintidós misioneros asesinados a lo largo de este año, la mitad de ellos en África.

Para ello necesitamos recuperar la cordura, la empatía, el sentido común ante el clima de crispación que nos envuelve, de radicalidad y enfrentamiento político partidista. Necesitamos, como afirma el Papa Francisco en “Fratelli Tutti” (Nº 222-224:) recuperar la amabilidad, en estos momentos de crisis global.


“El individualismo consumista provoca mucho atropello. Los demás se convierten en meros obstáculos para la propia tranquilidad placentera. Entonces se los termina tratando como molestias y la agresividad crece. Esto se acentúa y llega a niveles exasperantes en épocas de crisis, en situaciones catastróficas, en momentos difíciles donde sale a plena luz el espíritu del “sálvese quien pueda”. Sin embargo, todavía es posible optar por el cultivo de la amabilidad. Hay personas que lo hacen y se convierten en estrellas en medio de la oscuridad” (Nº 222).

O como afirmaba San Juan XXIII en el su “Decálogo de la serenidad”:

1.     Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.

2.     Sólo por hoy seré cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y sólo pretenderé mejorarme a mí mismo.

3.     Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad en este mundo.

4.     Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.

5.     Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, una buena lectura es necesaria para la vida del alma.

6.     Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.

7.     Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.

8.     Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.

9.     Sólo por hoy creeré firmemente que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más que yo existiera en el mundo.

10.  Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.

El Papa Francisco en esta 55 Jornada Mundial de la paz, que celebramos al comienzo del año insta al “Diálogo sincero entre generaciones, que implica educación integral y trabajo digno, como instrumentos necesarios para construir una paz duradera”. La paz, don y tarea que nos debe implicar a todos. “En cada época, la paz es tanto un don de lo alto como el fruto de un compromiso compartido”.

“Aquí me gustaría proponer tres caminos para construir una paz duradera. En primer lugar, el diálogo entre las generaciones, como base para la realización de proyectos compartidos. En segundo lugar, la educación, como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo. Y, por último, el trabajo para una plena realización de la dignidad humana”.

Dialogar significa escucharse, confrontarse, ponerse de acuerdo y caminar juntos. Fomentar todo esto entre las generaciones significa labrar la dura y estéril tierra del conflicto y la exclusión para cultivar allí las semillas de una paz duradera y compartida”.

“Me gustaría que la inversión en la educación estuviera acompañada por un compromiso más consistente orientado a promover la cultura del cuidado. Esta cultura, frente a las fracturas de la sociedad y a la inercia de las instituciones, puede convertirse en el lenguaje común que rompa las barreras y construya puentes”.


Cerramos y estrenamos  un año nuevo bajo el signo del agradecimiento, a pesar de todos los pesares. Para agradecer el tesoro de la familia y de la amistad. Para agradecer el don de la fe, aunque sea minúscula, vacilante, vivida con dudas. Ocasión para confiar en el futuro y confiar en el Dios de la Vida y del tiempo.

¿Qué  tienes qué agradecer del 2021?

El Papa Francisco, el año pasado, en su última audiencia y catequesis de los miércoles nos exhortaba: “Sobre todo, no dejemos de agradecer: si somos portadores de gratitud, también el mundo se vuelve mejor, quizá solo un poco, pero es lo que basta para transmitirle un poco de esperanza.

Es bueno que nos deseemos mutuamente un Año Nuevo feliz, próspero y saludable, pero sería mejor  que nos preguntáramos: ¿cuáles son mis verdaderos deseos?, ¿qué es lo que realmente necesito en estos momentos de mi vida?, ¿vivo o vegeto?, ¿qué busco en la vida?, ¿qué sería para mí algo realmente nuevo y bueno en este año que comienza?

Estrenamos año nuevo bajo el signo de la pandemia y las "vacunas". Vacuna es la palabra del año 2021. Se ha impuesto a otras once candidata de la Fundéu-RAE. Parece ser la herramienta o esperanza a la que nos agarramos de momento, hasta ahora, para superar dicha pandemia. Pero necesitamos también una vacuna frente a la indiferencia y contra la rabia personal y la discordia social.

Que el Dios de la Vida, el Dios encarnado, el Dios cercano, próximo, amable, cercano y de la paz, y María, madre nuestra  nos bendigan a nosotros, a nuestras familias, amigos y comunidades, a los sanitarios y otros que luchan en primera línea frente a las pandemias.

¡FELIZ, PACÍFICO, AMABLE Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!

¡HAY TANTO QUE AGRADECER, PERDONAR, CUIDAR, VACUNAR, DEFENDER Y  RECONSTRUIR! ¡TANTAS BENDICIONES QUE REGALAR!

¡Pongamos nuestra vidas en las manos del SEÑOR de la VIDA!

Jesús Mendoza Dueñas

Comentarios

  1. Feliz x la paz q Jesús nos da y x dedicarte a la tarea d transmitir el Evangelio.gracias y abrazos

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