Domingo de la Palabra
3º Domingo TO CC domingo de la PALABRA, Lucas 1,1-4; 4,14-21.
Hay palabras para casi todo, y muchas clases de palabras:
palabras positivas, amables y de amor, y palabras negativas vacías o cargadas
de odio. Qué importante es saber emplear la
palabra adecuada para hacernos entender y poder comunicarnos de verdad. Todo es palabra hasta el silencio. Qué
importante es la palabra, el diálogo en la solución de los conflictos.
Negar la palabra a alguien es una ofensa, es negarse a la
comunicación. Es todo un arte, sobre todo, la comunicación amable, sincera y
transparente, profunda a nivel se sentimientos íntimos.
Dios que parece, a veces, es de “pocas palabras”, nos
sorprende con las justas, palabras de Vida. Dios mismo se ha dignado dirigirnos
su Palabra, nos ha mirado a la cara, sin mascarilla, porque le importamos
mucho. Dios piensa en ti y en mí. En Jesús de Nazaret nos ha revelado su rostro
y su proyecto, para decirnos que nos ama, que somos hijos suyos, amados y
bendecidos, aunque, a veces, nos sintamos rotos, heridos y confusos por dentro.
Palabra, pues, de amor que es luz, que enseña, consuela, compromete.
Palabra que alegra
y sana, que compartimos, que nos ilumina
en el camino, que nos une en la misma fe, y nos compromete
en la lucha por un mundo más humano, según el proyecto del Reino, que anunció
Jesús de Nazaret. «La Biblia ha sido escrita por el pueblo de Dios y para el pueblo de
Dios, bajo la inspiración del Espíritu Santo. Solo en esta comunión con el
pueblo de Dios podemos entrar realmente, con el ‘nosotros’, en el núcleo de la
verdad que Dios mismo quiere comunicarnos» (Papa Francisco).
En clave del actual proceso “sinodal” que
estamos viviendo, hemos de tomar conciencia de que: «Iluminados por la Palabra de Dios y unidos en la oración, podremos discernir los procesos para buscar la
voluntad de Dios y seguir los caminos a los que Dios nos llama, hacia una comunión
más profunda, una participación más plena y una mayor apertura para cumplir
nuestra misión en el mundo» (Vademécum
del Sínodo 1.2).
El evangelio de Lucas que proclamamos en este domingo presenta a Jesús, en el comienzo de su vida pública, visitando la sinagoga de su pueblo Nazaret, enviado y movido por el Espíritu para anunciar la Buena Noticia del Dios bueno y cercano, dispuesto siempre al perdón, del Dios liberador, a los pobres, oprimidos y humillados. Delante de sus paisanos, que lo conocen de toda la vida, se atreve a proclamar que comienza algo nuevo: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”.
“Todos pertenecemos a la única familia de
Dios que nos acompaña en nuestro caminar. Cada ser humano en cuanto creatura de
Dios es nuestro hermano, independientemente de su origen o de su pertenencia
religiosa. Y allí donde está la vida en peligro estamos llamados a protegerla
aún más. Ni la violencia ni la muerte tienen la última palabra. La última palabra
la tiene el Dios de la vida” (José
Antonio Pagola).
Que el peligroso virus de la indiferencia no nos llegue a
contagiar. Jesús comenzó su ministerio diciendo el primer día: "hoy
se cumple esta escritura". Y
pudo decir el último día: “Hoy estarás
conmigo en el paraíso”; "Todo está
cumplido".
Que cada domingo se
pueda decir de nosotros y de nuestras vidas: ““Hoy se cumple esta Escritura que
acabáis de oír en el hoy que nos toca vivir”. “A vino nuevo odres nuevos”. Amén.
Solo le pido a Dios
Solo le pido a Dios
Que el dolor no me sea indiferente
Que la reseca muerte no me encuentre
Vacía y sola sin haber hecho lo suficiente
Solo le pido a Dios
Que lo injusto no me sea indiferente
Que no me abofeteen la otra mejilla
Después que una garra me arañe esta suerte
Solo le pido a Dios
Que la guerra no me sea indiferente
Es un monstruo grande y pisa fuerte
Toda la pobre inocencia de la gente
Es un monstruo grande y pisa fuerte
Toda la pobre inocencia de la gente
Solo le pido a Dios
Que el engaño no me sea indiferente
Si un traidor puede más que unos cuantos
Que esos cuantos no lo olviden fácilmente
Solo le pido a Dios
Que el futuro no me sea indiferente
Desahuciado está el que tiene que marchar
A vivir una cultura diferente
Solo le pido a Dios
Que la guerra no me sea indiferente
Es un monstruo grande y pisa fuerte
Toda la pobre inocencia de la gente
Es un monstruo grande
y pisa fuerte
Toda la pobre inocencia de la gente (León Gieco 1978)
Toda la palabra sea o nos personas cristianas nos debe llevar a la reflexión d las de palabras d Jesús,el Espíritu está presente siempre y tenemos q escucharlo e interpretarlo según la voluntad d Dios.Gracias amigo
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