"Las noticias del día a día"
LAS NOTICIAS DEL DÍA A DIA.
La
semana pasada, refiriéndonos a la iglesia afirmábamos: “¡Por sus frutos la conocerán!”. Hoy el evangelio, de nuevo, nos
habla de frutos: los frutos de la conversión.
Todos los días ocurren en el mundo cosas tremendas , algunas son evitables, otras no. De algunas somos responsables o culpables, de otras no.
Estos días estamos "bombardeados" por las noticias que nos llegan de la guerra en Ucrania, a través de los distintos medios de comunicación. Noticias que no son nuevas ni buenas. Una guerra retransmitida en directo por las redes sociales que navegan por Internet. (No podemos perder de vista que existen ahora en el planeta aproximadamente 30 conflictos armados silenciados por los medios de comunicación, porque no nos interesan, no nos afectan o porque nos pillan lejos).
Aunque es verdad también que las cosas se atascan en los
despachos, en trámites burocráticos y administrativos, en notas y comunicados
oficiales, en dar rodeos para pasar de puntillas o de largo, como en la
parábola del buen samaritano. Siempre he creído en la solidaridad de base, y en
la capacidad de organización de la gente de abajo, del barrio, cuando quiere
ser solidaria de verdad, más que en ir por libre para salir en la foto.
Hay
muchas tragedias que los hombres podemos y debemos evitar porque son obra
nuestra. El Pastor protestante Martin Niomoeller, prisionero en Dachau durante
siete años, escribió: "En Alemania,
los nazis primero fueron a por los comunistas y yo no dije nada porque no era
comunista. Luego fueron a por los judíos y yo no dije nada porque no era judío.
Luego fueron por los sindicalistas y yo no dije nada porque no era
sindicalista. Luego fueron a por los católicos y yo no dije nada porque yo era protestante.
Finalmente vinieron a por mí, y para ese tiempo, no quedaba nadie que pudiera
hablar por mí".
El refugiado, mañana,
podríamos ser tú o yo. Haz lo que esté en tu mano, y nunca por libre, como
francotirador, sino siempre con otros, de manera inteligente, coordinada y
eficaz. Creando micro-redes solidarias que muevan y transformen la realidad desde dentro.
La emoción, de
entrada, nos desborda, en estas situaciones extremas, con más de tres millones
de personas desplazadas en estas tres últimas semanas "entre bombas". No debemos perder la
calma. Y dicen los entendidos que la pregunta principal no es tanto
qué puedo hacer yo, sino qué necesitan realmente ellos. Y sabernos
ponernos en su lugar, es decir, empatía y cercanía.
Y, en un mundo donde tanto peso tienen
las apariencias, tan importante como dar es la forma en que damos o nos damos.
Como dice el evangelio: “Que tu mano
izquierda no sepa lo que da tu derecha”. Y es importante dar con alegría,
de buena gana: “Dios ama al que da con
alegría” (2 Cor 9,7). “La
generosidad no necesita salario, se paga por sí misma” (H. D. Liury). O como dice un proverbio chino: “quien quiere el bien de los demás ha hecho
ya el suyo”.
El
mundo ni yo somos perfectos. El error forma parte de la vida. Solo se cae quien camina. En un mundo sin pecado, sin egoísmo, todas las
tragedias que son causadas por los hombres no existirían. Dios no declara la
guerra. Dios no lanza bombas. Dios no levanta muros. Dios no mata a los
hombres. Dios nos creó a todos y nos ama a todos.
Jesús,
frente a las malas noticias afirma: "Si
no os convertís, todos pereceréis de la misma manera" (Lc 13,5). Los
curas invitamos a los fieles a que se conviertan. Los ciudadanos quieren que
los políticos se conviertan. Todos queremos que los demás se conviertan, pocos
son los que piensan, yo soy el que necesita conversión. Si cambio yo cambia el mundo a mi alrededor.
TEXTOS PARA LA REFLEXION PERSONAL Y COMUNITARIA
“En este contexto, quiero recordar que, junto con el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb, pedimos «a los artífices de la política internacional y de la economía mundial, comprometerse seriamente para difundir la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz; intervenir lo antes posible para parar el derramamiento de sangre inocente». Y cuando una determinada política siembra el odio o el miedo hacia otras naciones en nombre del bien del propio país, es necesario preocuparse, reaccionar a tiempo y corregir inmediatamente el rumbo” (Papa Francisco, Fratelli Tutti 192).
De
nuevo, el Papa Francisco dirigiéndose a la vida política se pregunta: “Las preguntas, quizás dolorosas, serán:
¿Cuánto amor puse en mi trabajo, en qué hice avanzar al pueblo, qué marca dejé
en la vida de la sociedad, qué lazos reales construí, qué fuerzas positivas
desaté, ¿Cuánta paz social sembré, ¿Qué provoqué en el lugar que se me
encomendó?” (Papa Francisco, Fratelli Tutti 197).
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