Padre nuestro"

 17º Domingo TO CC Lucas 11,1-13)


Un hombre soñó que era llevado al cielo. Deambulaba por el cielo cuando se encontró con Jesucristo que le invitó a asomarse y contemplar lo que pasaba en la tierra. Vio una iglesia donde se celebraba la misa del domingo. El organista tocaba entusiasmado y sus dedos se movían con gran agilidad y las teclas subían y bajaban, pero no podía oír ningún sonido. Veía el grupo de cantores, bocas abiertas, pronunciando todas las palabras, pero no podía oír ningún sonido. Veía al sacerdote y a los fieles que se levantaban y se sentaban y abrían sus bocas para recitar las oraciones, pero no podía oír ningún sonido. Asombrado, se dirigió a Jesús y le preguntó por qué no podía oír nada. Jesús le contestó: "Tienes que entender que si no oran y cantan con sus corazones aquí no podemos oírles".

¿Es este nuestro caso? ¿Oramos con nuestros corazones?

El domingo pasado hablábamos de la necesidad de aprender a escuchar como actitud vital, y de saber hacer silencio interior en nuestras vidas. Y decíamos que Jesús nos invita y nos enseña a orar siempre y en cualquier lugar, desde el templo de nuestro corazón, para pedir a Dios Padre lo que nos conviene, según su voluntad, como un pobre y con confianza. La oración que es, sobre todo, ejercicio de escucha. Decíamos también que la oración es tan necesaria para vivir como el aire que respiramos Hoy Jesús responde a la súplica de sus discípulos enseñándoles a orar como oraba Él.

“Padre nuestro”: Padre de todos. Lo cual nos exige reconocernos hijos amados y bendecidos de Dios, y, a la vez hermanos de todos los hombres. Nos compromete a construir la fraternidad universal.


Padre”: sin decir, sin sentir esta palabra no se puede orar. Debes rezar a quien te ha engendrado, a quien te ha dado la vida. Se la ha dado a todos”

“Padre nuestro”. Porque no soy hijo único, ninguno de nosotros lo es, y si no puedo ser hermano, difícilmente podré llegar a ser hijo de este Padre, porque es un Padre de todos. Y si no estoy en paz con mis hermanos, no puedo decirle Padre” (Papa Francisco, Padre nuestro)

“Danos hoy el pan de cada día”, porque somos pobres, necesitados. El pan para mí y mis hermanos, y generosidad de corazón para compartirlo con el que no tiene. “Dadles vosotros de comer”.


“Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido”. El perdón es un don que tenemos que suplicar para nosotros y los demás. “Sed misericordiosos como mi padre celestial es misericordioso”

“Pedid y se os dará…”. Lo importante para Jesús es la actitud de confianza. Ante el Padre hemos de vivir como pobres que piden lo que necesitan para vivir. A Dios hemos de pedir lo que no nos podemos dar a nosotros mismos: el aliento de la vida, el perdón, la paz interior, la salvación. Pedir y buscar. «Buscar» no es solo pedir. Es, además, dar pasos para conseguir lo que no está a nuestro alcance. Así hemos de buscar ante todo el reino de Dios y su justicia: un mundo más humano y digno para todos.

Y para Jesús, lo mejor que podemos pedir y recibir de Dios es su Aliento, su Espíritu, su Amor que sostiene y salva nuestra vida.

Cada vez que nos disponemos a orar, lo primero que debemos suplicar es “enséñanos a orar, a pedir lo que nos conviene”.



Jesús Mendoza



Comentarios

Entradas populares de este blog

La otras bienaventuranzas

4º Domingo de Pascua

"Los cementerios son para los vivos"