"El desafío de seguir a Jesús"

 23º Domingo TO CC Lucas 14,25-33 

Este fin de semana se celebra por los montes de Covaleda una nueva cita de Desafío Urbión,  con 800 participantes en una carrera de montaña muy exigente, a la que hay que llegar bien en forma, bien entrenado y decidido a llegar a la meta. Deseamos a todos los participantes una feliz y saludable competición, que no les fallen las fuerzas. Un evento deportivo que es posible gracias a la colaboración de un auténtico ejército de voluntari@s. Es difícil perderse en el camino pero no imposible, porque el camino está muy señalizado.


Pero la vida es algo más que  deporte de competición. La vida es camino pero hay muchos caminos. Algunos nos pierden y extravían. La vida no es un carnaval, o unas vacaciones permanentes, un cuento de rosas. La vida es escuela, proyecto de construcción, búsqueda de sentido. Tiene mucho de calvario con sus estaciones, caídas, cruces, sufrimiento, sacrificios, traiciones, abandonos, fracasos. La cruz de Jesús nos lo recuerda. Cada uno podemos identificar nuestras propias cruces.

Las dos parábolas del evangelio de este domingo nos invitan a la reflexión personal. Aceptar el proyecto de Jesús, del Reino es y será siempre una decisión seria. Implica unas decisiones ineludibles y un continuo batallar hasta llegar a la meta. Sería contraproducente volverse atrás después de haber comenzado a caminar, o tomarse a la ligera o superficialmente el camino.

Lucas en su evangelio no quiere dar facilidades ni hacer rebajas. El discipulado cristiano es una realidad muy seria para abrazarse alegremente a ella. No importa el número de seguidores sino la calidad del seguimiento. Lucas quiere que  la decisión por el Reino se tome con calma, después de un conocimiento serio de la oferta gratuita que Dios nos hace, que es siempre el que toma la iniciativa. Una decisión de seguimiento que rompe con los cálculos humanos y que es transformante de la propia vida. En definitiva, el camino de seguimiento de Jesús, tras sus huellas, es inseparable del camino seguido por él, aunque los tiempos y la forma exterior de vida sean diferentes. No basta “ir tras él” (v. 26), sino seguirle hasta la pasión y cruz.

La vida cristiana es camino de seguimiento de Jesús de Nazaret. Un seguimiento que tiene que ser fiel y lúcido, realista, responsable, alegre, coherente, a veces con descaro  y siempre con insistencia, dispuestos  a posponer los amores más grandes (familia y a uno mismo), a renunciar a la fama y los bienes materiales, dispuestos  a arriesgar la propia vida. Quien quiera seguirme, niéguese a sí, cargue con su cruz cada día y venga conmigo (Lucas 9,23). ¿Será posible?

Jesús proclama: Yo soy el camino verdadero, el que me sigue no se perderá, tendrá la vida eterna, conquistada por El para todos nosotros, con su muerte y resurrección.

El P. Francisco afirma: “La vida cristiana es camino de seguimiento de Jesús, pero hay muchos modos de caminar. Está el que no camina, no avanza en la vida cristiana. Luego hay algunos que caminan y se equivocan de camino. Hay otros que caminan pero no saben a dónde van: son errantes en la vida cristiana. Hay otros que en el camino son seducidos por algo que brilla, el poder, el tener, el placer y se quedan a mitad del camino”.

Nuestra esperanza es que no caminamos solos, Jesús camina con nosotros abriendo caminos, se ha hecho compañero de camino y alimento para el camino. A veces, va por delante como el Buen Pastor, otras veces va por detrás animando, otras nos lleva en brazos.

Nosotros hoy podemos preguntarnos: mi camino cristiano que comencé en el bautismo ¿Cómo va? ¿Se ha detenido? ¿Cómo camino? ¿Sigo a Jesús?

“Es un error ahogar el diálogo e impedir el debate en la Iglesia de Jesús. Necesitamos más que nunca deliberar juntos sobre la conversión que hemos de vivir hoy sus seguidores. «Sentarnos» para pensar con qué fuerzas hemos de construir el reino de Dios en la sociedad moderna. De lo contrario, nuestra evangelización será una «torre inacabada” (J.A. Pagola).

 


Jesús Mendoza Dueñas.


  

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