"Santa Cecilia: músicos por la paz"

 DIARIO DE OTOÑO 2022

Covaleda, 22 de noviembre de 2022, Fiesta de S. Cecilia.

Por fin han llegado las lluvias a esta tierra y ha cambiado el “tiempo” y el paisaje. Ya nieva en el Urbión en el noroeste de la provincia, y el arroyo de la Nava ya es navegable para los que se atrevan a sacar los “kayaks” o bucear rumbo a Duruelo y las fuentes del Duero.

Yo he sacado del armario la chompa de alpaca que me traje del Perú en mi último viaje, pensando en los duros inviernos de estas sierras y meseta castellana. “Es tiempo de sopa”, me recordaba mi colega Toño en Tierras Altas, para engañar al estómago, y de buen vino para calentar el cuerpo, que es bien agradecido. Aunque con la crisis ya no podemos beber reservas, a no ser que me lo regalen los amigos de la Rioja o el “Morito”. Dicen las malas lenguas que me destinaron al “Oeste” no porque fuera “ el rubio", "el bueno", el "feo” o “el malo”, sino porque tenía cara de hambre, como los músicos figurantes de Covaleda en aquel famoso “western/spaghetti” rodado por las vecinas tierras burgalesas: “El bueno, el feo y el malo” (1966).

En lo que va de mes de noviembre llevo enterrados a siete vecinos de las parroquias de Duruelo-Covaleda. ¡Ya no nos quedan lágrimas que derramar!, dice mi amigo Mateo que ha perdido a su suegra. “¡Da miedo pensarlo!”, decían los abuelos de Yangüas, hace ya años, en un otoño y mes de noviembre luctuoso como éste. El alcalde se lamentaba “el cementerio se está quedando pequeño”, y yo pensaba “a mí me resulta difícil no repetirme  en las homilías". Menos mal que el Papa Francisco está cerca para salir al quite.

Pero no todo son funerales. El fin de semana que viene celebraremos en Covaleda  la fiesta de la virgen y mártir Santa Cecilia, patrona de los músicos. El viernes tendremos “retreta” en la plaza mayor de la villa, cena, y diana al día siguiente, si el tiempo no lo impide, para subir después, a media mañana, a la santa Misa y procesión, y poder celebrar y honrar la memoria de la patrona, que tiene oxidada la cítara y que reclama, por ello, urgente restauración.

Recuerdo con cariño, la primera celebración en mi pueblo natal, Burgo de Osma, siendo yo un niño y aprendiz de flautista, bajo la guía de Don Jesús de la Sota, que fue después director de la banda de Covaleda, donde el ayuntamiento, que era más rico pagaba mejor. Tuvimos merienda y baile por la tarde en la cochera del señor Manolo el “pielero”. Yo me estrené oficialmente como miembro de la banda meses después en la procesión del Viernes santo, interpretando marchas fúnebres y de semana santa, como “la Madrugá”.

Celebrar las fiestas patronales es la ocasión para expresar y renovar la conciencia de nuestra identidad; DE LO QUE SOMOS, DE LO QUE NOS UNE, oportunidad para renovar nuestro compromiso por un mundo mejor… empezando por lo que tenemos más cerca, nuestro pueblo, familia, amigos….

La música es el arte más espiritual, el arte de bien combinar los sonidos y el tiempo, de manera armoniosa y acorde (con el corazón). Hay cosas que no se pueden expresar con palabras y hay que echar mano de la poesía y la música. Los sentimientos más nobles, también las cosas de Dios. “¡Alabad a mi Dios con tambores, elevad cantos al Señor con cítaras, ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza, ensalzad e invocad su nombre! porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras, su nombre es el Señor” (Judit 16,1-2;13-15). El  Dios cuyo rostro nos ha revelado Jesús de Nazaret es el Dios de la paz. Que se lo pregunten a los ángeles de la noche de la  Navidad anunciando a los pastores el misterio del Dios encarnado.

La música, como la poesía, tienen que estar al servicio de la vida y de la paz de los pueblos. La música une a las personas y a los pueblos. Lo primero es vivir y llevarse bien, vivir en paz, y de aquí nace el tocar, el cantar, el bailar compartidos.

Esperemos que la música una siempre los corazones divididos y enfrentados, y sirva a la paz de las naciones, como instrumento de reconciliación, empezando por mi barrio. ¿Cómo cantar si no, todos juntos, el villancico “noche de Dios, noche de paz” o el himno “Gracias a la vida”, o “Imagine” de John Lennon. O “En paz” de Pablo Milanés? No es tarea o proyecto imposible. Todo es cuestión de confianza y buena voluntad, de escuchar al otro, de acariciar arpegios, de respetar calderones, de guardar silencios, de superar intervalos y contrapuntos. 

“Gracias a la Vida”, Violeta Parra

“Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

Me ha dado la risa y me ha dado el llanto;

así yo distingo dicha de quebranto,

los dos materiales que forman mi canto

y el canto de ustedes, que es el mismo canto,

y el canto de todos, que es mi propio canto.

“Imagine” John Lenon

Imagina que no hay paraíso.

 Es fácil si lo intentas.

 Ningún infierno bajo nosotros.

 Imagina a toda la gente.

 Viviendo para el presente.

Imagina que no hay países.

 No es fácil hacerlo.

 Nada por lo que matar o morir.

 Y sin ninguna religión.

 Imagina a toda la gente.

 Viviendo su vida en paz.

Puedes decir que soy un soñador.

 Pero no soy el único.

 Espero que algún día te unas a nosotros.

 Y el mundo será uno.

 “En paz”, Pablo Milanés

Amé, fui amado, el sol

acarició mi faz.

Vida, nada me debes.

Vida, estamos en paz.



Jesús Mendoza Dueñas





Comentarios

Entradas populares de este blog

La otras bienaventuranzas

4º Domingo de Pascua

"Los cementerios son para los vivos"