11M, "Hace 20 años", presentes en la memoria.
Doce de marzo, el día después 11M.
Sobrecogidos todavía por la barbarie terrorista, los medios de comunicación intentan informar a la población, intentan consolar a las víctimas, intentan encontrar una explicación, si la hubiere, a tanta barbarie, a tanto dolor que parece inútil, irracional, absurdo. Las imágenes nos siguen golpeando con el sufrimiento de las víctimas. Pero nos consuelan y emocionan también tantos gestos de solidaridad y de gratuidad que estos acontecimientos provocan en la buena gente.
Los políticos intentan prudentemente transmitir calma a la población, después de despellejarse y descalificarse en la sucia y vacía campaña electoral. El pueblo les pasará factura el domingo en las urnas electorales.
El terrorismo y todo tipo de violencia engendran más violencia, odios, resentimiento, miedo, inseguridad. Es la sombra de la violencia.
La conductora de un programa radiofónico nos regala con este pensamiento: “vivimos todos en la misma cloaca, la diferencia está en que algunos nos atrevemos a sacar la cabeza y mirar a las estrellas”. “Viajamos todos en el mismo tren”. Sentimos que nos han herido a todos. En estos momentos duros sentimos que nos necesitamos unos a otros, que estamos en deuda de amor hacia los demás. Si existe el lado positivo en estas catástrofes es que ayudan a aflorar a la superficie los mejores sentimientos de humanidad que escondemos, en medio de tanta frivolidad que nos envuelve, estoy pensando en estos momentos en tanto programa basura que adormece las conciencias, en tanto famoseo inútil y absurdo. La vida es algo más. Pero no olvidemos de que el hombre es capaz de lo mejor y de lo peor.
En la pequeña y humilde “plazuela” de la villa, nos hemos congregado un buen número de vecinos para solidarizarnos con las víctimas de este atentado y uniéndonos al gesto silencioso de unos o a la voz reivindicativa de otros en numerosos lugares de nuestra geografía, porque somos más los que amamos la paz y queremos justicia. Hemos guardado cinco minutos de silencio sólo roto por el sonido de la fría lluvia de estos últimos días de invierno y por el balbuceo de algunos niños pequeños que de mano de sus padres se han sumado a la manifestación como el mejor símbolo de un futuro cargado de esperanza que los hombres y mujeres de buena voluntad de esta tierra soñamos para todos. No ha faltado la presencia de algunos extranjeros en esta manifestación y en la celebración religiosa que hemos compartido a continuación en la iglesia parroquial, para pedir al Dios de la Vida consuelo para las familias de las víctimas, paz y misericordia para los muertos, fuerza para los vivos, luz para los violentos. El veinte por ciento de las víctimas son emigrantes, gente humilde y trabajadora que sueña un futuro mejor en esta tierra que les acoge. Su dolor es el mismo porque seres humanos somos todos, incluso los violentos a pesar de su instinto asesino.
La semana trágica no la olvidaremos fácilmente. Nos seguiremos haciendo muchas preguntas, algunas no parecen tener respuesta ¿Quién y porqué? ¿Para qué? ¿Por qué a mí? ¿En qué mundo vivimos? ¿Qué mundo estamos construyendo?
Y de todo esto algunos sacarán ventaja: ayer la bolsa no cerró y algunos aprovecharon la bajada de valores para comprar. La manipulación informativa es una tentación muy grande para sacar rendimientos políticos, aunque sean teñidos de sangre.
Como dijo un día Gila: “hay días que sacudes el periódico y en vez de tinta arroja sangre”. No hagamos inútil tanto sufrimiento.
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