¿Vosotros también queréis marcharos?

 21º Domingo TO CB 2024, Juan 6,60-69

¿Cómo van las vacaciones o el veraneo? Las vacaciones son un alto en el camino de la vida cotidiana. Son necesarias para descansar, cada uno como sabe y puede, para cambiar de aires, como decía mi abuela, para visitar el pueblo y la familia, para celebrar las fiestas patronales, para viajar y conocer lugares nuevos. También pueden ser ocasión para alimentar el espíritu, para reflexionar, para encontrarnos con Dios.

Cada domingo hacemos o debemos hacer un alto en el camino. Es necesario para recobrar fuerzas, como creyentes, para alimentar el don de la fe. Para compartir y celebrar en comunidad ese don de la fe con nuestros hermanos. La fe es como una planta delicada, si no la cuidamos se seca. Se alimenta en la escucha perseverante, paciente y obediente de la Palabra de Dios. Dice Jesús: “El que escucha la P.D. y la cumple es como el que construye su casa sobre roca”, cuando viene la tormenta, se mantiene en pie.

No nos engañemos la tentación del desánimo, el cansancio, la rutina, la acedia  pereza, tibieza, de arrojar la toalla, el aburrimiento están al acecho. Las últimas estadísticas afirman que la práctica religiosa ha descendido de manera significativa en España en las últimas décadas. En Castilla León un 76,5% de sus ciudadanos se declaran no practicantes; un 13,8 % agnósticos y un 13,4 % ateos. Ello nos plantea preguntarnos por el por qué y el qué hacer en el presente y futuro. Estamos en medio de la tormenta. Muchos se sienten como ovejas sin pastor.


Las crisis siempre han existido desde que yo tengo uso de razón. Y se ha escrito mucho sobre la última crisis económica, política, medioambiental, sanitaria, eclesial.  La Iglesia está viviendo una prolongada y grave crisis de credibilidad, por la corrupción, la pederastia y los abusos sexuales de algunos  clérigos, por el encubrimiento de sus superiores, por la oposición declarada de algunos grupos ultraconservadores al Papa Francisco, por algunos cismas y traiciones, por el alarmante descenso de vocaciones consagradas). Pero la crisis es también oportunidad para cambiar, crecer, que nazca algo nuevo.


Los primeros discípulos de Jesús también vivieron o sufrieron sus crisis, como nos recuerda el evangelio de este domingo: “Muchos discípulos se retiraron y ya no iban con Él”. Les resultaba duro seguir a Jesús, asimilar sus palabras. Y eso que Jesús reafirma que sus palabras son espíritu y vida, es decir, fuerza para vivir con dignidad y plenitud. Les pregunta a los discípulos más íntimos: “¿también vosotros queréis marcharos?”. Pedro responde: “¿A quién iremos, TU TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA”. Palabras que tienen un sabor especial, no son palabras vacías o engañosas. Junto a Jesús, los primeros discípulos han descubierto otra manera de vivir más digna, humana y plena.

No por el hecho de estar bautizado, pertenecer a un grupo, está garantizada la fe. Tenemos que tomar una decisión firme de seguir a Jesús. "Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir" (1° Lectura, Josué 24,1-2 ).

La verdadera crisis al interior del cristianismo siempre es ésta: “¿creemos o no creemos en Jesús?” En los momentos de crisis se revela quiénes son los verdaderos seguidores de Jesús, dispuestos a seguir adelante… identificándose con ÉL, EN ACTITUDES Y PROYECTO.

“¿También vosotros queréis marcharos?”. Es la pregunta que nos hace hoy Jesús a quienes seguimos o queremos seguir en la Iglesia, a pesar de todos los pesares, a pesar del párroco de turno. Y los que se quedan no se quedan por el nuevo párroco, sino por Jesús, solo por Jesús, que es quien debe ocupar el centro de nuestras vidas.

Por muy dolorosa que nos parezca la crisis actual será positiva si los que nos quedamos, muchos o pocos nos vamos convirtiendo en discípulos de Jesús, e.d. en hombres y mujeres que vivimos sus palabras de vida.

La CRISIS nos puede empujar a arrojar la toalla o nos ayudará a CRECER, MADURAR, A ACEPTAR NUESTROS LIMITES, A RENOVARNOS INTERIORMENTE, PERSONAL Y COMUNITARIAMENTE.



Jesús Mendoza Dueñas




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